Diseños del nuevo puente
El 10 de Septiembre de 1527 se presentaron dos diseños para el nuevo puente, uno de Diego de Siloé, y otra de Francisco de Colonia. Tras debatirlo, les encargaron que les escribieran cómo se encargarían de la obra y por cuánto.
No sabemos si los diseños de ambos fueron coincidentes. El hecho es que se encargó a ambos la dirección de la obra, que comenzó inmediatamente. El 12 de noviembre siguiente se paralizó la construcción porque se suspendió la sisa para el puente, suspendiendo también el sueldo de los jefes de obra (25 reales/día cada uno). Se comenzó a aplicar otra sisa especial, autorizada por el Emperador, para pagar los gastos derivados de su visita a la ciudad.
1528
Pasado este acontecimiento, volvió a cobrarse la sisa de los puentes y calzadas. Pero ya no se encargaron del Puente de Santa María Siloé y Colonia conjuntamente como antes, sino sólo Colonia; Siloé ya no vuelve a figurar en los documentos: En 21 de enero de 1528 los señores Regidores “mandaron que Colonia aderece la puente de Santa Maria, e que Martin Bocanegra pague lo que costare”. En este momento, la construcción no había empezado todavía; todo el trabajo había sido de preparación de materiales: piedra, cal y arena.
En 30 de mayo el Regidor Torquemada manifestó a los otros Regidores, que él “a entendido como Obrero[1], diputado por la cibdad en las cosas que convenían para la obra de la puente de Santa María”, y había mandado extraer todos los materiales necesarios para la construcción. Y que había pedido al ayuntamiento que solicitaran del rey permiso para alquilar las carretas de los lugares vecinos para el acarreo de la piedra, y “que los Señores del Consejo no lo proveyeron”. El 18 de junio todavía no se podía transportar la piedra.
Parece que no fue hasta agosto cuando se pudo comenzar a transportar las rocas extraídas en las canteras. Para labrar la piedra traída, se acordó en 18 de agosto “que se faga un obrador en la plaza de Vega, como pareciere a Colonia”; y para almacenar la que a todo impulso iba a traerse, Pedro de Torquemada pidió a los Regidores en primero de octubre, “que señalen e deputen lugares donde se ponga»; y los Regidores mandan que sea «entre las dos puentes, de [desde] la casa de Silva fasta la puente abaxo”; es decir, desde casi el comienzo de La Calera hasta el puente de Santa María.
1530
El cinco de marzo se acabaron los fondos, por lo que el Regimiento de Burgos pidió al rey “que dé licencia para más sísa”. Un mes más tarde, el nueve de abril, Sábado de Ramos, el señor Pedro de Torquemada, como Obrero que era, ya ordenó que se despidiesen los oficiales “que labraban la piedra de Ontoria…”, “presupuesto que en la semana [Santa] se faria poca labor, e ganarían los jornales enteramente a costa de la cibdad”.[2]
El rey no autorizó nueva sisa hasta que regresaran los huidos por la peste de la ciudad, y el Regimiento decidió, “visto que no ay dineros para poder proseguir en la labor de la dicha obra, si no corriese la sisa de que se cosiesen, acordaron que, en quanto a labrarse la piedra de Ontoria, cese la dicha labor; e en quanto a que se traya la piedra tosca por las personas questán obligadas, e así mismo la cal questa pagada, que Martín Bocanegra dé la memoria de las tales personas, e que yo el presente Escribano les notefique, que cumplan la dicha obligación so la pena della”.
1531
Entretanto, el puente seguía construyéndose con lentitud; pero ya en 26 de septiembre hubieron de mandar los Regidores que cesase toda obra, y que cesasen también los salarios de Colonia y Bocanegra, “así de los veynte mil por año, como lo de cada día, por el tiempo que cesare la obra de la puente, de asentar en ella de hoy en adelante”.
Bocanegra, que era el Habilitado[3], cobraba por día 60 maravedíes los días que estaba en las cosas del puente. Los 20.000 por año, que dice el acuerdo, quizá fueran el salario de Colonia.
Suerte que, en 30 del mismo mes, llegó ya la licencia para la nueva sisa por mil ducados de oro (año y medio después de la petición). Con ellos continuó la marcha del puente, pero a paso tan lento como antes.
1532
Porque en noviembre de 1532, al autorizar el Emperador una tercera sisa de 5.000 ducados, nos da cuenta de lo hecho y lo gastado hasta entonces; y nos dice que sólo “estaban hechos dos pilares con sus arcos, e que se avian gastado cinco mili ducados”, y que faltaba, “para se acabar de hacer la dicha puente, cinco pilares, y arcos, e las paredes, e suelos y escaleras, e que los maestros que en ella entendían, diz que dizen ques menester, para se acabar de hazer, quinze mill ducados”.
Con los 5.000 ducados de esta tercera sisa parece que la obra adelantó sin incidente, salvo que en invierno se suspendia, “por ser los dias pequeños, e no conviene que se labre”.
1535
Comenzada la primavera de 1535, el martes 30 de marzo, “tercero día de Pascua de Flores”, los Regidores “acordaron que se fagan en este año los petriles de la puente a costa de la sisa, e que se empiezo luego, e que los Obreros entiendan en ello con diligencia; presente el Señor Pero de la Torre.
Y luego mandaron entrar a Francisco de Colonia, e le mandaron entender en ello a vista de los Señores Obreros, e quando ellos lo mandaren”.
Por fin, en 13 de noviembre del mismo año, “los dichos Señores mandaron cesar la obra de la puente de Santa María, asy de asentar e labrar, lo qual se mandó, presente Francisco de Carrión, mayordomo de la puente, y todos los salarios del dicho mayordomo e de Colonia”.
Al cabo de ocho años, el puente de Santa María se había concluido, con un coste final de 10.000 ducados (2.737.500 €).
Continúa la sisa
No registran las actas del Regimiento más autorizaciones de sisa, pero, acabado el puente en 1535, con pretiles y todo, cuando parece que la sisa debía de haber acabado también, continuó su recaudación, y continuaron los libramientos de los maravedís en ella recaudados, que se expedían “para la obra de la puente” a su mayordomo Francisco de Carrión. Todo este dinero se empleó para construir la portada del arco de Santa María entre 1536 y 1553.
Vista de Burgos hacia 1560-1570[4]
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